Y de pronto, NAVIDAD

Desde hace un tiempo, tengo la impresión que la Navidad me pilla como por sorpresa. 

No es que no sepa el día que es, cómo olvidarlo con toda la publicidad con que nuestra sociedad consumista la anuncia. Pero es como si me resistiera a que llegue y de repente me doy cuenta que ya está aquí, que mañana es Noche Buena y pasado Navidad.

Y es que con el paso de los años he ido perdiendo la ilusión de estas fechas. Y sí, preparo las cosas para la reunión familiar y procuro que no falte de nada y que todos estén contentos, pero ya no tengo aquella alegría de antes.

En mi mesa habrá este año caras nuevas y eso siempre se vive con emoción, pero también se echará en falta a las que ya no están.

La tristeza está presente cuando pienso en aquellos que la enfermedad arrancó de nuestro lado demasiado pronto y les quedó la vida a medio vivir. También en los que se fueron a una edad avanzada, dejándonos huérfanos de su sabiduría. Cómo os añoro!

Y me invade la nostalgia por los que ya no están por decisión propia, porque escogieron formar una nueva familia lejos de la que ya tenían. Y por los que se han visto relegados a la fuerza, al ser sustituidos por nuevas incorporaciones, circunstancias de la vida...

Pienso con cariño en los que están lejos en la distancia, pero cerca en nuestros corazones. Pasando la Navidad en otra tierra con la esperanza de que sea más llevadera y los kilómetros sean capaces de poner distancia a los recuerdos de unos tiempos más felices, al menos por unos días.

Aunque os engañaría si no os dijera que también siento alegría por los recién venidos. Unos acabados de llegar a este mundo con todo el futuro por delante. Otros traídos de la mano para compartir una vida nueva y distinta a nuestro lado.

Y miro a esas niñas que hace unos días escribían la carta a los Reyes y hacían cagar el Tió, convertidas ya en mujercitas con todo un mundo de sueños por vivir y no puedo más que sentirme orgullosa.

Mañana nos sentaremos todos a la mesa y seremos otra vez una familia. Nueva, diferente, ni mejor ni peor, sólo una familia. Cómo muchas de las que se reunirán para celebrar estas fechas. Y las emociones estarán presentes con más fuerza que nunca.

Intentaremos ser felices y compartir un pedacito de nuestras vidas. 

Pero sólo estos días. 

Después cada uno tomará de nuevo su camino y dejará que le lleve. 

Hasta la próxima Navidad, en que volveremos a reunirnos a la mesa.

Os dejo una imagen que he encontrado en la red y que me parecido especialmente adecuada a lo que siento. 

Ser feliz en estos días se ha convertido casi en una obligación. Y a mi me parece mucho más importante intentarlo cada día. Y ser capaces de compartirlo con todos los que queremos, no sólo porque sea Navidad.

Hoy me he asomado a esta ventana para explicaros como la vivo yo. Sin ánimo de aguarle la fiesta a nadie, nada más faltaría. Pero sí para dejar constancia de todos los que la vivimos de esta manera. 

Y por supuesto, para desearos FELICES FIESTAS !!

Besos desde Manresa,

Yolanda